2 de octubre de 2007

Tus días feos...

Foto: Patio de casa, Lincoln.
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El sistema de drenaje hidrico en mi barrio funciona mal. Hay partes altas donde luego de unos minutos no queda ni una lágrima de agua, pero hay otros puntos donde se te llenan las botas de goma. No hizo el día de hoy mas que llover, por que llovió y llovió, ayer recuerdo haber dicho que era uno de los mejores días del año, climaticamente hablando, y hoy pude decir que aunque llueva los días no son malos ni feos ni bla bla blas, son simplemente días diferentes, días inventados para medirnos e intentar ver cuan lejos llegaremos. Vivir en el 2000... ¡que frase estúpida!.

Frente a la vereda de mi casa suele no acumularse agua en demasía, aunque también recuerdo ver la calle rebalsando de agua turbia y no tan helada, lluvias de verano decíamos. Miré por la ventana intentando ver el fenómeno en su esplendor pero me distraían las gotas que caían cerca, por lo que opté por analizar los impactos desde cerca. Acercando la cara a una gotera, la mas cercana, recibo desde otro frente la salpicadura de algo que me hizo arder mucho los ojos, como una suerte de ácido carcomedor de retinas. Evento que hizo que me retire de la hazaña y valla por algo mas interesante.

Televisión, nada. Radio, nada. Chat, nadie. Solo a unos treinta centímetros del teléfono móvil yacía una novela de Wilde (El retrato de Dorian Gray). Luego de una hora de leer practicamente sin respirar, sumergido en el discurso de Lord Henry, al levantar la mirada veo que la lluvia no ha cesado.

- ¡Darío, pelotudo dejaste la ventana abierta, siempre el mismo boludo vos, andá, traé el trapo y secá todo bien, salame!

- No me rompas las pelotas que la debés haber dejado vos abierta.

- Dale limpiá si no querés que nos vallamos de manos, no estuve en todo el día en casa y vos con esa cara de imbécil me venís a decir que yo dejé la ventana abierta, la cabeza de un palazo te voy a dejar abierta, andá y secá por boludo.

Mi hermano siempre consigue que alguien haga eso que si lo tuviera que hacer él tarda dos días para terminarlo. Como la vez que me hizo llevar a arreglar la su bicicleta que tenía hace cuatro meses tirada ahí y como la ultima vez la había usado yo decía que me correspondía hacerla reparar. Terminé de secar ese poco de agua que había entrado mientras leía y volví a mirar por la ventana, seguía lloviendo fuerte, pero esta vez si me pude concentrar en la parte lejana de la tormenta. Era un hermoso día de lluvia.

1 comentario:

*AntagoniSta* dijo...

Me hizo acordar a dos cosas:
1)- Nada peor que dejar la ventana abierta los días de lluvia (más si llueve como hoy, y muuucho más si debajo de la ventana se encuentra el escritorio, como en mi caso)

2)- Adoro la influencia de Lord Henry sobre Basil, aunque como él mismo le explicara a Gray, las influencias buenas no existen.... en fin... se me vino a la mente ese pasaje del libro.

Bueh... aqui me quedo, a leer un poco más, no me apague la luz, ok?