Su jornada findesemanistica arrancó un viernes a las 7 de la tarde. En auto, con una pareja natal de Susito, pueblo cercano a La Bandera. El aire electoral lo inundaba todo. Se podía diferenciar entre el aire en las zonas céntricas y el de las zonas de la periferia. Un cuchillo cortaba el aire cerca de la municipalidad. Era algo entre nervioso y atemorizado, o exitado e insatisfecho. A eso de las 3 de la mañana pusieron su presencia y las cuatro ruedas en el partido de La Bandera. claro. Lo dejaron en su casa. Sitio donde permanecería el resto de la noche.
Amanece y almuerza al unisono. Fútbol tempranero. Ducha. Asado. Bebidas. Risas. Cama. Solo. Vuelve a amanecer y almorzar a la vez (asado nuevamente).Vuelta. O no. Vueltas. Aludes. Voto nulo. Aludes.
Fue justo en este ultimo "Aludes" donde comenzó a terminar su historia.
Del alud volvía en auto. Sabiendo a ciencia exacta que traía en su impulso demasiada velocidad. Comenzó a correr un inextinguible frío estrujador de huesos por el exterior de su espalda, sobre las costillas, en cada vertebra, su cuerpo soportando un posible infarto por hipotermia, y quien sabe que otro maligno destino. Siguió cumpliendo esta condición por varias cuadras, cuadras de furia enajenada. Cuadras ahora oscuras y calmas.
En la avenida de dos carriles había un auto estacionado en la mitad de la calle. Parecía no haber nadie en el. No se veían cabezas sobresalir. La velocidad indujo a tomar la decisión, una de tantas pero una en fin. Del lado derecho un auto estacionado a la par hacía la proesa un poco mas riesgosa pero no imposible. Temor y destemor. Intuición y distracción.
Del auto, por la puerta derecha en el momento en que ostentaba pasar y ganar el campeonato de las genialidades mas absurdas de la historia, salió una nena vestida de rosa, no pudo mas que intentar mirar quien venía al volante. Sus siete años no le enseñaron algunas reglas, sus siete años no le avisaron alguna distracción. Algunos dicen "la velocidad, para mi, la velocidad". Describir el hecho sería vomitar sangre sobre la pantalla.
Entre otros detalles seria necesario aclarar que hubo otro herido, y tal vez tanto o más afectado que la nena. Una herida que nació mucho antes de cometer el accidente. Una herida que solo puede necrosar. Huna herida mutantemente increíble. Un frío desdibujador de venas.

"¡¡¡Encadenen a este frío, el es el culpable!!! ¡Bajen las rejas ante el! ¡sepan injuriarlo!" desde su insípida y cálida celda se le oía gritar, se le oye.
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