Ya, eslabones tras ocre ocaso;
ya, la tibieza del frío invento,
entre sus disyunciones, cala, brota,
trepa, ¡inventa!.
Vienes y bienes y todas
y odas.
Cuando tus pisadas se hacen huella,
o si la tupida espalda del ángel sicario
cargase culpas mías.
Cuando el centímetro oculto suba
menos que aquel Sol
o la roja vibración del canto gemido
aflore,
o el puño enardecido o la luz
indagando mi voz y tu vos, o
cuasi todo,
solo quizás estremezca piloso el
frío invento.
Es así notable: que la mente
sea dos o la azulejanía sempiternidad.
¿Dónde quieres estar?.
El surrealismo o tu piel,
sociovulnerables o sonidos cataratales,
¿rebelión = evolución?.
Suben, suben y caen,
el tiento seco lame sus tobillos,
la soga es larga en su nuevo patíbulo,
los núcleos agrietan la cáscara
a lunares, o desiertos de acero
y caen.
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